,

,

.

.

lunes, 11 de julio de 2011

A VECES HAY QUE SER EGOISTA...por RICARDO ROS (PSICOLOGO) DEL BLOG DE LA INTELIGENCIA


Hay muchas personas que superponen los intereses de los demás a los suyos propios. Están atrapadas por la necesidad de agradar a los demás por encima de sus propios intereses.

Las personas que les rodean son tan importantes para ellos que es primordial estar a la altura de sus expectativas, aun cuando ellos mismos se vean perjudicados por ello.

Es importante agradar a los padres y hermanos, a la mujer y a los hijos, a los compañeros de trabajo, a nuestros jefes, a nuestros vecinos, a nuestros amigos, e incluso a las personas que no conocemos. Nuestros propios intereses pasan a un segundo plano. Nuestros sentimientos y emociones, nuestros deseos no tienen la misma importancia.

Entregamos de esta forma nuestra vida a la iniciativa de los demás. Del estado de ánimo de nuestra esposa o del mal humor de nuestro jefe depende nuestro propio estado de ánimo.

Nuestra felicidad depende de los demás de manera directa.

Los afectados por esta especie de “síndrome” se ven como meros espectadores de sus vidas. Nada pueden hacer por corregir el rumbo del destino. Se ven atrapados por los acontecimientos, sin capacidad de respuesta.

Estos afectados suelen ser personas que tienen, en general, un buen concepto de sí mismos. Son personas amables, con las cuales es fácil tratar. Sin embargo, cuentan con el problema de no saber poner freno a las exigencias de los demás. No saben negarse a los deseos de los demás. No saben poner límites a los abusos de los otros.

Estas personas no luchan por sus derechos por que estos les parecen poco importantes. Sin embargo, al no hacerlo se sienten frustrados.

Esta subyugación acaba por deteriorar su autoestima, porque se ven incapaces de adoptar una posición de fuerza para hacer valer sus derechos.

Se comienza por ceder en pequeñas cosas sin importancia pero al final se termina cediendo en todo. Es como si una fuerza mayor nos debilitase antes de entablar una discusión, de oponernos a algo.

Estas continuas frustraciones acaban por hacer mella y generan resentimiento y rabia por no saber hacer valer nunca las necesidades propias. Pero no acaban aquí las desgracias de estas personas subyugadas por los demás, puesto que la mayor parte de los casos esta rabia nunca se manifiesta. La persona la controla porque piensa que no es correcto expresar en alto la ira. Esto aún aumenta más esa sensación de frustración.

En ocasiones estas personas dejan escapar su enfado de manera desproporcionada y por motivos nimios. Es la forma que tienen de desahogar su ira contenida.

El camino hacia la superación de la subyugación comienza por la reafirmación de la personalidad propia.

Es primordial reconocer que uno mismo es importante, que lo que piensa es importante, que lo que siente es importante. La reafirmación del “Yo” comienza por reconocer las propias necesidades y concederles la debida relevancia para poner los medios necesarios para satisfacerlas.

En un segundo estadio estaría el superar los sentimientos de miedo y de culpa por no cumplir siempre las expectativas de los demás, comenzando por valorar en su justa medida la importancia que la opinión que los demás tienen sobre nosotros.

En definitiva, las personas subyugadas por su extrema dependencia hacia los demás harían bien en aprender a ser un poco más egoístas.

¿Qué opinas?

DEL LIBRO "EL FUEGO SECRETO DE LA MADRE TERESA" DE JOSEPTH LANGFORD


"Jesús quiere que os diga una vez más cuánto es el amor que Él tiene para cada uno de vosotros, mas alla de todo lo que podais imaginar. Me temo que algunos de vosotros todavía no se han encontrado realmente con Jesús, cara a cara, tu y Jesús solos. ¿Habeis visto con los ojos del alma cómo Él os mira con amor? ¿Habeis escuchado las palabras amorosas con la que Él os habla? Pedidle la gracia, Él esta deseando otorgarla, no abandoneis nunca ese contacto intimo diario con Jesús, como una persona viva, real, no solo una idea. No solo os ama; aun mas..Él os anhela, os echa de menos cuando no os acercais. Él tiene sed de vosotros, os ama siempre, incluso cuando no creeis merecerlo. Aunque no seais aceptados por los demás, a veces incluso por vosotros mismos, Él es el unico que siempre os acepta. No teneis que ser diferentes para que Jesús os ame, solo creer, sois preciosos para Él, llevad todo lo que estais sufriendo a sus pies, solo abrid vuestro corazón para ser amados por Él como lo sois, Él hará el resto.

Cuanto mas ama una persona, mas sensible se vuelve a la respuesta del ser amado, sin un extraño o un enemigo nos insultan, no alcanzan nuestro corazón, de la misma forma que un gesto o una simple mirada de la persona a la que amamos profundamente, pueden conmovernos o herirnos en lo más hondo. Los mismo ocurre con Dios, si el amor de Dios por nosotros es infinito, Dios en infinitamente sensible a nuestro amor. Su eros divino, su sensibilidad divina, no esta solo mas alla de la nuestra, sino mas alla de nuestra imaginación. Aquí está el misterio supremo, oculto y revelado por el grito de sed de Jesús, aquí está la razón para creer que un Dios infinito puede anhelarnos, pecadores como somos, incluso hasta la muerte, la muerte en una cruz.

"Vengo silencioso e invisible, pero con poder y amor infinitos, trayendo los muchos dones de mi Padre. Vengo con mi misericordia, con mi deseo de perdonar y sanarte, y con un amor por ti más allá de tu comprensión, un amor tan grande como el que yo he recibido del Padre. Vengo anhelando consolarte y darte fortaleza, para levantarte y vendar tus heridas. Te traigo mi luz para disipar tu oscuridad y todas tus dudas. Vengo con mi poder para cargar contigo y con todas tus aflicciones, con mi gracia para tocar tu corazón y transformar tu vida; y te doy mi paz para apaciguar tu alma. Te conozco por entero. Lo sé todo de ti. Tengo contados hasta los cabellos de tu cabeza. Nada de tu vida carece de importancia para mí. Te he seguido a lo largo de los años y siempre te he amado, incluso en tus descarríos. Conozco cada uno de tus problemas; estoy al tanto de tus necesidades, de tus temores y de tus preocupaciones. Escucho todas las oraciones que susurras, siempre. Incluso cuando parece que estoy silencioso, actúo en tu vida para bendecirte y protegerte. Sigo todo movimiento de tu corazón y todos tus pensamientos. Conozco todo tu dolor, tus luchas y pruebas, tus fracasos y disgustos. Y, sí, conozco todos tus pecados. Pero vuelvo a decirte que te amo, y no por lo que hayas hecho o dejado de hacer. Te amo por ti; te amo por ser quien eres. Te amo por la belleza y dignidad que mi Padre te ortorgó, creándote a su imagen y semejanza. Es una dignidad que has olvidado, una belleza que has empañado por el egoísmo y el pecado. Pero te amo como eres, infinita, completamente, sin reservas; y he derramado mi sangre para recuperarte. Si me lo pidieras con fe, mi gracia alcanzaría todo lo que debe cambiar en tu vida y te concedería la fortaleza para liberarte del pecado y de todo lo que te ata y oprime, así como de todo lo que te aparta de mí. Sé lo que hay en tu corazón. Conozco tu soledad y todo lo que te hiere: los rechazos, los juicios, las humillaciones. Todo eso lo he cargado antes que tú. Y lo hice por ti, para que pudieras compartir mi fortaleza y mi victoria. Conozco especialmente tu necesidad de amor, cuánto anhelas ser aceptado y apreciado, amado y valorado. Pero cuán a menudo has sentido sed en vano, buscando ese amor fuera de mí, de mí que soy tu fuente, esforzándote por llenar el vacío de tu interior con placeres pasajeros y con frecuencia con la vacuidad aún mayor del pecado. ¿Estás sediento de amor? Yo saciare tu deseo de amor más allá de tus sueños. ¿Tienes sed de ser apreciado y valorado? Yo te valoraré más de lo que puedas imaginar, hasta el punto de dejar el cielo por ti y de agonizar en una cruz para hacerme uno contigo. ¿No te das cuenta de que tu sed de amor es sed de mí, de mí que soy el Amor? Yo soy la respuesta a tus deseos más hondos....."

Hay una clave sencilla para que la oración resulte provechosa, se debe primero dedicar un tiempo a tocar a Dios en la fe antes de ocuparnos de la oración, hallarnos en un estado de contacto con Él antes de "recitar" la oraciones. Sin una fe consciente, nuestra oración no constituye un contacto verdadero, no es en absoluto una oración, sino simple meditación.