,

,

.

.

lunes, 11 de julio de 2011

DEL LIBRO "EL FUEGO SECRETO DE LA MADRE TERESA" DE JOSEPTH LANGFORD


"Jesús quiere que os diga una vez más cuánto es el amor que Él tiene para cada uno de vosotros, mas alla de todo lo que podais imaginar. Me temo que algunos de vosotros todavía no se han encontrado realmente con Jesús, cara a cara, tu y Jesús solos. ¿Habeis visto con los ojos del alma cómo Él os mira con amor? ¿Habeis escuchado las palabras amorosas con la que Él os habla? Pedidle la gracia, Él esta deseando otorgarla, no abandoneis nunca ese contacto intimo diario con Jesús, como una persona viva, real, no solo una idea. No solo os ama; aun mas..Él os anhela, os echa de menos cuando no os acercais. Él tiene sed de vosotros, os ama siempre, incluso cuando no creeis merecerlo. Aunque no seais aceptados por los demás, a veces incluso por vosotros mismos, Él es el unico que siempre os acepta. No teneis que ser diferentes para que Jesús os ame, solo creer, sois preciosos para Él, llevad todo lo que estais sufriendo a sus pies, solo abrid vuestro corazón para ser amados por Él como lo sois, Él hará el resto.

Cuanto mas ama una persona, mas sensible se vuelve a la respuesta del ser amado, sin un extraño o un enemigo nos insultan, no alcanzan nuestro corazón, de la misma forma que un gesto o una simple mirada de la persona a la que amamos profundamente, pueden conmovernos o herirnos en lo más hondo. Los mismo ocurre con Dios, si el amor de Dios por nosotros es infinito, Dios en infinitamente sensible a nuestro amor. Su eros divino, su sensibilidad divina, no esta solo mas alla de la nuestra, sino mas alla de nuestra imaginación. Aquí está el misterio supremo, oculto y revelado por el grito de sed de Jesús, aquí está la razón para creer que un Dios infinito puede anhelarnos, pecadores como somos, incluso hasta la muerte, la muerte en una cruz.

"Vengo silencioso e invisible, pero con poder y amor infinitos, trayendo los muchos dones de mi Padre. Vengo con mi misericordia, con mi deseo de perdonar y sanarte, y con un amor por ti más allá de tu comprensión, un amor tan grande como el que yo he recibido del Padre. Vengo anhelando consolarte y darte fortaleza, para levantarte y vendar tus heridas. Te traigo mi luz para disipar tu oscuridad y todas tus dudas. Vengo con mi poder para cargar contigo y con todas tus aflicciones, con mi gracia para tocar tu corazón y transformar tu vida; y te doy mi paz para apaciguar tu alma. Te conozco por entero. Lo sé todo de ti. Tengo contados hasta los cabellos de tu cabeza. Nada de tu vida carece de importancia para mí. Te he seguido a lo largo de los años y siempre te he amado, incluso en tus descarríos. Conozco cada uno de tus problemas; estoy al tanto de tus necesidades, de tus temores y de tus preocupaciones. Escucho todas las oraciones que susurras, siempre. Incluso cuando parece que estoy silencioso, actúo en tu vida para bendecirte y protegerte. Sigo todo movimiento de tu corazón y todos tus pensamientos. Conozco todo tu dolor, tus luchas y pruebas, tus fracasos y disgustos. Y, sí, conozco todos tus pecados. Pero vuelvo a decirte que te amo, y no por lo que hayas hecho o dejado de hacer. Te amo por ti; te amo por ser quien eres. Te amo por la belleza y dignidad que mi Padre te ortorgó, creándote a su imagen y semejanza. Es una dignidad que has olvidado, una belleza que has empañado por el egoísmo y el pecado. Pero te amo como eres, infinita, completamente, sin reservas; y he derramado mi sangre para recuperarte. Si me lo pidieras con fe, mi gracia alcanzaría todo lo que debe cambiar en tu vida y te concedería la fortaleza para liberarte del pecado y de todo lo que te ata y oprime, así como de todo lo que te aparta de mí. Sé lo que hay en tu corazón. Conozco tu soledad y todo lo que te hiere: los rechazos, los juicios, las humillaciones. Todo eso lo he cargado antes que tú. Y lo hice por ti, para que pudieras compartir mi fortaleza y mi victoria. Conozco especialmente tu necesidad de amor, cuánto anhelas ser aceptado y apreciado, amado y valorado. Pero cuán a menudo has sentido sed en vano, buscando ese amor fuera de mí, de mí que soy tu fuente, esforzándote por llenar el vacío de tu interior con placeres pasajeros y con frecuencia con la vacuidad aún mayor del pecado. ¿Estás sediento de amor? Yo saciare tu deseo de amor más allá de tus sueños. ¿Tienes sed de ser apreciado y valorado? Yo te valoraré más de lo que puedas imaginar, hasta el punto de dejar el cielo por ti y de agonizar en una cruz para hacerme uno contigo. ¿No te das cuenta de que tu sed de amor es sed de mí, de mí que soy el Amor? Yo soy la respuesta a tus deseos más hondos....."

Hay una clave sencilla para que la oración resulte provechosa, se debe primero dedicar un tiempo a tocar a Dios en la fe antes de ocuparnos de la oración, hallarnos en un estado de contacto con Él antes de "recitar" la oraciones. Sin una fe consciente, nuestra oración no constituye un contacto verdadero, no es en absoluto una oración, sino simple meditación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario