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miércoles, 10 de octubre de 2012

MILAGROS QUE SE CUMPLEN - William Thomas Tucker

"Y Jesús le contestó:  Tengan fe en Dios.  Pues les aseguro que si alguien le dice a este cerro ¡Quitate de ahí y arrojate al mar¡  Y no lo hace con dudas, sino creyendo que ha de suceder lo que dice, entonces, sucederá.  Por eso les digo que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que ya lo han conseguido, y lo recibirán.  Y cuando estén orando, perdonen lo que tengan contra otro, para que también su padre que esta en el Cielo les perdone a ustedes sus pecados".  Mateo (11, 22-25)

La formula es:
- Pídele lo que quieras a Dios en tu plegaria.
- Cree, anticipadamente, que ya ha sucedido.
- Perdona en tu corazón a quien sea que te juzgue.

Porque no se cumplen nuestras peticiones.-

Todos seguimos el primer paso, pero nos detenemos allí, y le echamos la culpa a Dios por habernos fallado.

Lo único que se necesita es pedirle lo que quieras a Dios y creer realmente, en el fondo de tu corazón y por anticipado, que sucederá, la promesa sera cumplida.

"Por eso les digo, que todo lo que ustedes pidan en oración, crean que lo han conseguido y lo recibirán"
"Y siempre que reces, perdona si tienes algo en contra de alguien; para que tu Padre, que también esta en el cielo, pueda perdonar tus ofensas".

1º paso: Pedir lo que necesitemos a Dios, sin dudar, sin pensar que no lo merecemos, o que seremos egoístas por pedírselo, pedirlo con confianza.
2º paso: Darle las gracias y no darle mas vueltas.  Con eso ya damos por echo que el milagro esta echo y no pensaremos en nada mas, con eso demostramos la confianza que tenemos en Dios.
3º paso: No volver a pedir mas ese milagro hasta que se cumpla, si al día siguiente volvemos a pedir el mismo milagro, demostraremos que no creemos realmente en Dios.
4º paso: Pedir al señor que nos perdone igual que nosotros perdonamos.

Dios nos ama, desea nuestra felicidad, que nos sintamos especiales, porque somos especiales, el nos ha creado y quiere que sintamos que nos ama, eso es todo, y que nosotros también nos amemos, para así poder amar a los demás, eso es importante de comprender, si nosotros no nos amamos no podremos sentir amor por los demás, si sentimos odio contra nosotros mismos, como vamos a sentir amor por los demás, solo sentiremos odio y nos asqueara estar en este mundo, por eso es tan importante que nos amemos primero.

Dios ama a todas sus criaturas, no debemos de dudar de eso, no podemos juzgarle como somos nosotros, amamos a unos si y a otros no, no hay espacio para excluir a nadie de la infinita bondad de Dios.

Las dudas mas comunes, porque a veces no se cumplen los milagros.-

Algo tan normal como resolver los problemas con un billete de lotería.

"Pedí a Dios que me condujera hasta un billete ganador.  Me detuve en el primer puesto de lotería que vi.  Compre un billete-obviamente el ganador-y regrese a Milwaukee.  Yo estaba feliz, pues mis problemas económicos habían desaparecido para siempre.

Sin embargo, la culpa se apodero de mi.  Comencé a preocuparme, temí estar difamando el poder del los milagros que había recibido y utilizar a Dios para mis propios fines.  No se me ocurrió que tal vez Dios quería que yo comprara el billete ganador.

La preocupación se apodero de mi durante el viaje de regreso.  Pensé en todos los niños del mundo que padeció hambre, y concluí que ellos merecían y necesitaban ganar la lotería mucho mas que yo.  Pensé que les estaba quitando la comida de la boca.  ........  Llegue a casa y sentí desprecio por el billete.  Me sentí avergonzado de haber hecho semejante viaje.  Baje del auto, mire al cielo y dije en voz alta "Padre, si hay otra persona a quien quieras darle este billete, por favor, dárselo".

Cuando dudamos de nosotros mismos.-

"Me acuerdo que había una chica que ayudaba en las labores domesticas de nuestra casa y siempre dudaba de si.  Esta actitud se explicaba facilmente, pues su padre había dudado de sus capacidades desde el día en que ella nació.  Lo único que escucho en sus primeros 22 años de vida era que era una incapaz, me confeso que no sabia conducir y que peor, era incapaz de aprender.  Le dije que era muy sencillo y que la prueba era que casi todas las personas aprendían a conducir sin importar su coeficiente intelectual.  Me ofrecí para enseñarle; debió ser la primera señal de que las cosas no iban a salir bien.  Si decimos que lo intentaremos, estamos asumiendo una posibilidad de fracasar y por tanto, fracasaremos.

Nos dirigimos a una carretera solitaria donde no había trafico y le dije que se pusiera detrás del volante. Comenzo bien, acelerando suavemente y conduciendo en linea recta.  Luego de un momento a otro, giro el volante en dirección a una zanja ¡ Gira el volante ¡ grite ¡no, no¡ ¡Para el otro lado¡, pero ella siguió girando el volante en dirección contraria y terminamos en la zanja.  Le extraño que sucediera esto, pero tampoco la sorprendió.  Ella esperaba ir a dar en la zanja.  Ella esperaba fracasar.  Tenia que demostrarme a mi y a si misma que era inferior a la perfección de Dios.

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